DOMESTICABLES
Domesticar viene de una recóndita raíz griega “ δῶμ ” relacionada
pretéritamente a la idea de construcción y que en su grafía acoge el origen de
diversas palabras. Domesticar es un verbo elástico aparentado a nociones de lo
entrañable o de lo próximo como en el vocablo domicilio, o de lo silvestre y hasta salvaje como en el verbo domar. Y, sin embargo, ambas palabras vienen de una misma fuente.
En Domesticables, Jorge Cabieses se aventura justamente del lado de lo íntimo,
de lo cotidiano y de lo maleable, pero también de lo insospechado y de lo ajeno, de aquello que se resiste. Figuran en sus obras elementos del domicilio familiar o del taller personal que aparentemente estaban destinados al olvido de la mirada o al destierro de las cosas inútiles. Objetos triviales de lo ordinario son resignificados por el artista y resemantizados en su uso y en su (impensada) capacidad estética. Los tubos de hierro que contorneaban discretamente las esquinas de la casa y escapaban al ojo despreocupado son ahora elementos de la gramática pictórica de sus cuadros. De la misma manera, Cabieses integra fichas de póker que yacían indiferentes en una caja heredada y que se reciclan como elementos de composición de su trabajo. Es así también que la reja que separaba cautelosa lo privado de lo exterior se trastoca en un falso mirador de paisajes idílicos desde esta misma galería.
Domesticables puede entonces ser leído como una (re)arquitectura de lo
familiar, de lo doméstico, como un conjunto de planos/bocetos que permiten
que los significados de lo supuestamente intrascendente del cotidiano circulen y se renueven libremente. Hay cierto dadaísmo en este entramado de objets
trouvés que se organizan especularmente y se reinventan y crean un nuevo
sentido, el de un territorio a caballo entre lo domado y lo agreste, entre lo
familiar y lo completamente ajeno. Algo en proceso de ser dominado, pero que
aún conserva una esencia indómita. Y es ahí, en esa indefinición, como diría
Marcel Duchamp, donde radica irrebatible la belleza.
Jesús Martínez Mogrovejo
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